Es un trastorno frecuente en nuestra sociedad causada principalmente por la costumbre de recogerles el pelo a las niñas de edad preescolar y escolar hacia atrás de forma apretada.
Esta pérdida de cabello es secundaria a la fuerza tensil ejercida sobre el folículo piloso, de manera frecuente y continua, que conlleva a un debilitamiento de la hebra
En etapas iniciales es reversible, en fases tardías puede llegar a ocasionar una alopecia cicatricial permanente.
Se considera un padecimiento cosmético, sociocultural y religioso. No es exclusivo de niñas, se puede ver también usuarias de extensiones de pelo, en personas que utilizan constantemente gorras y sombreros.
Clínicamente podemos ver “bolitas rojas” alrededor del folículo piloso, algunas con presencia de pus y descamación, generalmente afectando la región frontal y temporal, sin embargo, a medida que esta condición avanza, el síntoma principal es la falta de cabello en las zonas en tensión debida a la rotura capilar.
El diagnóstico es clínico, basta con evidenciar la forma de peinarse del paciente, además es importante preguntar si tienen actividades que los obliguen a utilizar este tipo de peinados, como el ballet, escuelas preescolares y primarias, enfermería, etcétera.
En etapas tempranas, con modificación de la forma de peinarse y ciertos tratamientos médicos, como antibióticos para tratar la foliculitis así como estimuladores del crecimiento, se puede revertir el daño causado. En casos de alopecia cicatricial la mejor opción es la reposición capilar mediante trasplante de cabello.
Para evitar este padecimiento es importante que se oriente a las madres y/o cuidadores cuál es la manera de peinar a las niñas, recogiéndoles el cabello sin dañarlo.
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